Con motivo del día Mundial del Alzheimer nuestra compañera Isabel Guerra, publicó este interesante artículo que transcribimos:

21 de septiembre. Día Mundial del Alzheimer.

El tiempo pasa y nos estamos olvidando del Alzheimer: El Alzheimer, la pandemia del Siglo XXI avanza a pasos agigantados por todo el mundo, en especial por el viejo continente europeo.

A medida que pasa el tiempo, me doy cuenta de que el tiempo no pasa en balde, las proyecciones que se hacían para el 2020 y el gasto necesario para cubrir las demandas de las personas que sufren Alzheimer, recogidas en el libro blanco de la dependencia en el 2005 no han dejado de ser más que eso,  cifras que no ha asumido el propio Estado  ni las instituciones y cada día es mayor el déficit en servicios especializados para estas personas, generando en la actualidad una alarmante situación para miles de familias que abordan el problema en total soledad y aislamiento.

El 2020 tendremos diagnosticados a 246.412 personas de Alzheimer mayores de 65 años, eso es ya en apenas dos años, es más, avanzando la proyección para el 2050 ahonda más aún en la pandemia que superará el millón de personas en nuestro país con Alzheimer u otra demencia. Esto es sin calcular el 40% de personas que no serán diagnosticadas y que no sabrán que están en episodios iniciales de la enfermedad.

El 87% de los gastos de la enfermedad la cubren hoy por hoy los familiares y a penas muchos pueden pagar un centro especializado privado valorado entre 1800 y 2400 al mes o lo que es lo mismo unos 31.000 euros anuales con gastos incluidos. El resto el 13% es lo que cubre el Estado y otras instituciones, teniendo la carga de la enfermedad en los cuidados informales y sus familiares. Dato destacable que en Canarias solo el 2% de los afectados por demencia están en centros públicos y la lista para una plaza es de más de 2000 personas con enfermedad de Alzheimer.

Porque una de las consecuencias directas de la crisis es la paralización de los tiempos del desarrollo de la Ley de Autonomía personal o ley de dependencia, los plazos no se han ejecutado en el periodo marcado y con ello el paliar el sufrimiento las personas cuidadoras y de los enfermos ha sido postergado para mejores tiempos.  Si a ello le sumas el cuello de botella que significa hoy el plan de Valoración Individualizada del enfermo, que tarda hasta años, pues nos encontramos con un fracaso de una Ley que generó grandes expectativas y que lamentablemente se han visto frustradas.

La atención integral necesaria pasa por la detección precoz de la enfermedad desde la atención primaria, junto con los servicios sociales en una tarea coordinada.  La sintomatología puede iniciarse con pérdidas sutiles de memoria, síntomas de depresión mayor insidiosas, confusión, o suspicacia inusual sobre pérdidas de cosas, no encontrar la palabra, etc. Estos síntomas pueden ralentizarse con actividades de potenciación de estímulos para evitar el deterioro rápido cognitivo, proponiendo políticas de envejecimiento activo con actividades físicas y de estimulación cognitiva que contribuyan a ralentizar y dar mayor calidad de vida a los usuarios. Destacar la escasa cartera de actividades deportivas para mayores y las actividades de estimulación cognitiva existentes en nuestra isla.

El cuidado de una persona con enfermedad de Alzheimer y atendiendo a la fase en la que se encuentra oscila entre 70 y 100 horas semanales de atención y esta la están cubriendo de manera más que evidente la familia y el cuidador o cuidadora principal, en la gran mayoría mujeres que atienden a sus padres o madres mayores o a sus cónyuges, sin que puedan tener otras salidas profesionales, puesto que la dedicación es en exclusiva al enfermo debido a la atención que se requiere.

Hoy nos encontramos con familiares especialmente preocupados por el futuro de sus padres o madres afectados en los hospitales, sin que puedan tener salida si les dan el alta hospitalaria. La oferta sociosanitaria es irrisoria para la magnitud del problema.  Muchos de los familiares sufren estrés sobrevenido por no saber cómo, ni qué hacer con el enfermo, ya que no disponen de los medios necesarios para atender con calidad y tiempo a sus familiares.

Ser conscientes del problema que afecta a nuestra sociedad es no olvidar que necesitamos proyectar más carteras de servicios asistenciales que cubran más las necesidades actuales de los enfermos y sus cuidadores y más servicios socio sanitarios con más apoyo a los profesionales y los cuidadores, apostar por la detección precoz y por dar calidad a los servicios sociales.

Isabel Guerra

Psicóloga

Concejal en el Ayuntamiento de Teror

Miembro Charter 100 GRAN CANARIA