CONEXIONES EN EL TIEMPO

Recuerdo aquella tarde de verano como si estuviera ahora contigo. Observábamos como jugaba una niña.  Ella murmuraba con su muñeca, juegos sobre lo que oye y ve en casa cada día. Por un momento, tras regalarme una mirada furtiva dijo: -«el tiempo no es tuyo Clara, el tiempo es de Dios«, afirmó dirigiéndose a su juguete mientras introducía arena en un frasco de cristal. Me miró de nuevo, aunque ahora tímidamente, comentando con vigor y rotundidad infantil: «ya me lo decía la abuela antes de irse con el».

A todo ésto le pregunté, ¿qué prefieres hacer tú con tu tiempo?. Dubitativa  mantuvo la incógnita apenas dos segundos, pero sentenció: -«jugar con Clara».

Seguía humeante  nuestro aromático café de Agaete, mientras yo te miraba y escuchaba los problemas que tú misma liberabas hablándolos, recordando la anécdota como la clave para encontrar la solución. Por éso te contesté emulando la niña: ¿Compartes tu tiempo conmigo?. Tras mirarme, me sonreíste, me diste la mano, nos levantamos y…

Nunca olvidaré la tarde que juntos disfrutamos en un  parque de Arucas, fundiéndonos en la historia del mismo jardín que ha presenciado tantas parejas compartiendo su amor, en distintos instantes de sus vidas.

María del Carmen González Medina